Ya en anteriores entradas hemos estado informando acerca de investigaciones científicas que demuestran cómo un consumo regular de aceite de oliva virgen extra nos protege frente a los virus, reforzando nuestro sistema inmunitario. En pleno auge de una tercera ola que está resultando devastadora, la lucha por contenerla y mitigar sus efectos no tiene tregua.
Al mismo tiempo que los científicos se entregan a una carrera por conseguir una vacuna lo más efectiva y segura posible, también son muchos los que orientan sus investigaciones en la búsqueda de métodos que dificulten o minimicen los efectos del coronavirus en nuestro cuerpo.
Nos queremos hacer eco aquí hoy en una de estas investigaciones. Ha sido realizada por el equipo del profesor C.A. Demopoulos –Profesor Emérito de Bioquimica y Química de los alimentos, del Departamento de Química de la Universidad Kapodistrian de Atenas, en Grecia.
Su estudio, publicado el pasado mes de diciembre, se centra en los factores que forman parte del proceso de infección e inflamación que explica el conjunto de complicaciones asociadas al COVID-19. En concreto, aplica una teoría novedosa, según la cual propone la participación de lo que llama Factor Activador de Plaquetas (PAF), potente lipoide conocido por causar inflamación y trombosis. Es esta participación la que, según esta teoría, explica todas las complicaciones que siguen a la infección por el coronavirus.
PAF responsable de la entrada del virus en nuestro cuerpo
El estudio identifica al PAF como responsable de lo que puede considerarse la entrada del virus en nuestro cuerpo, al mismo tiempo que actúa como agente regulador de la coagulación intravascular y la inflamación pulmonar provocados por la COVID-19. La identificación de esta relación directa abre la puerta a posibles tratamientos, cuyos efectos serían inmediatos.
Al mismo tiempo, el estudio identifica aquellos agentes que actuarían de inhibidores naturales del PAF; protegiéndonos, por tanto, de los efectos de la infección. La investigación viene a demostrar cómo otros medicamentos más genéricos, como antiinflamatorios o antivirales) pueden tener la capacidad de inhibir el PAF en sus efectos más abundantes y múltiples.
La importancia de una Nutrición adecuada
Como forma de protección al COVID-19, investigaciones científicas anteriores han venido identificando no sólo nutrientes (vitaminas A, C, E, D, ácidos grasos omega-3, etc.) y fitoquímicos, sino también alimentos mediterráneos (aceite de oliva, pescado, miel, vegetales), tal y como habíamos referido en entradas anteriores de nuestro blog.
Un patrón compartido en todos los efectos antiinflamatorios y antitrombóticos de los nutrientes o dietas estudiadas, entre ellas la mediterránea con el AOVE como ingrediente esencial, es su inhibición del PAF. Ha llegado incluso a sugerirse el efecto beneficios en la prevención y/o reducción de los efectos nocivos del contagio por COVD-19 de algunos de estos ingredientes.
Por mencionar algunos, sólo a título indicativo, se refieren a nutrientes como polifenoles, resveratrol, quercetina, etc. por su relación con el PAF. Al tratarse de potentes antioxidantes, reducen la oxidación del LDL, evitando así la formación de compuestos que tienen actividad en el PAF. Inhiben también la acción de éste aquellos que actúan como antiinflamatorios y anticoagulantes. Evitando así su acción sobre células y órganos específicos. Actúna tanto evitando la secreción de citosinas por aquellas células afectadas por el PAF, como sobre la actividad de sus enzimas metabólicas en el cuerpo.
El conjunto de elementos bioactivos con poder antioxidante y antiinflamatorio, presentes en el Aceite de Oliva Virgen Extra, ayudan a evitar que el virus ingrese en las células de nuestro cuerpo. Estos elementos tienen, además, la capacidad de limitar esa “tormenta” de citosinas a las que tantas veces se refieren los diagnósticos médicos referidos a una infección por COVID-19, y que con es la causante de tantas enfermedades y de sus efectos secundarios.
El estudio hace también referencia a los indicios de que estos compuestos del Aceite de Oliva Virgen Extra pueden tener efectos beneficiosos y/o protector frente al coronavirus SAR-CoV-2. Y es que los inhibidores más activos de los lípidos del aceite de oliva pertenecen a la clase de los glicolípidos. Estos inhibidores tienen, además, la ventaja de que no presentan otros problemas asociados a los compuestos fenólicos.
Conclusiones y líneas de trabajo abiertas
Es importante definir bien la conclusión del estudio y no dar lugar a confusión alguna, en estos momentos en los que asistimos atónitos a la devastación de esta segunda ola. Si bien el mencionado estudio no demuestra que haya algún alimento concreto para la prevención y/o tratamiento del coronavirus SARS-CoV-2, sí que determina la importancia de seguir una dieta saludable que contenga, entre otros ingredientes beneficiosos, aquellos considerados como inhibidores del PAF para combatir la inflamación y la trombosis. De igual forma, para reducir la posible infección por COVID-19 o reducir sus efectos nocivos.
Aparte de sugerir una dieta sana que nos permita estar más protegidos frente a esta infección os sus implicaciones, el estudio abre una interesante ventana de oportunidad. Y es que resulta interesante plantear el uso de extractos que contenga inhibidores naturales del PAF en forma bien de suplementos dietéticos o de enriquecimiento de alimentos o comidas. Buscando, así, que si consumo tenga un mayor efecto beneficioso contra la COVID-19.
De acuerdo a las directrices establecidas por departamentos de investigación, como la Vrije Universiteit de Bruselas, es aconsejable acompañar la administración de la correspondiente medicación con ingredientes naturales, entre los que se encuentran los inhibidores de PAF. En este sentido, este estudio se integra en proporcionar una perspectiva internacional de la COVID-19 con el objetivo de aportar los fundamentos teóricos y bibliográficos que expliquen la fisiopatología y las complicaciones de esta enfermedad. El siguiente paso será la confirmación, o no, de todas ellas, aplicando todo el conocimiento desarrollado para el PAF a nivel mundial y su correspondiente evaluación en grupos de pacientes con diverso grado de gravedad de esta enfermedad.
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